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La felicidad es tuya.

¿Deseas dedicar tu vida al enojo, o preferirías dedicarla al amor? ¿Querrías dedicar tu tiempo y energía a crear enemigos, o preferirías en cambio estar fortaleciendo amistades? ¿Realmente necesitas todas esas cosas inútiles y deslumbrantes que solo sirven para, de alguna manera, hacerte sentir superior a los demás? ¿Aporta algo realmente, ser arrogante y soberbio?

Cada instante de la vida puede convertirse en una experiencia única, maravillosa y profundamente inspiradora. ¿Por qué considerarías siquiera perder ni una gota de tu valioso tiempo en mezquinos dimes y diretes o egoístas competencias sin sentido? Deja de lado la tonta necesidad de demostrar lo que sea, y te estarás liberando, dejándote listo para lograr infinidad de cosas. La única manera de elevarte tú mismo es elevando a los demás, elevando tu mundo, elevando todo en la vida. La alegría llegará a ti cuando tú la brindes a los demás. La felicidad es tuya cuando la vives. Todo aquello que necesites, ya eres capaz de tenerlo. Sonríe desde el corazón y concreta el destino que ya es tuyo en ese hermoso instante.