Categorías
Síguenos en
Frase del día
Contact Us
Todo termina siendo nuestra propia y última elección siempre…
Hoy, cuando salí para el trabajo tuve luego que volver a mi casa. Invadido por muchas ideas que rondaron mi cabeza es estos días, decidí sentarme para abrir un canal de comunicación expresiva entre mi corazón y el de los que leerán esta nota, que se en parte cada un a su medida hallarán un sitio de resonancia entre la lectura y su alma.
“Porque nadie enciende una vela para ocultarla debajo de un cajón…” Y antes de anoche, pensaba como sería el título de mi nota y pensé en el título que hoy puse… fuerte, sí! pero una pregunta o un replanteo de la realidad y la vida siempre es oportuno volver a hacerse uno mismo.
Pensaba en cuales son las cosas que nos impiden llegar a ser lo que podríamos ser, porque cada uno es una gran potencia que llega o no llega a ser, depende de las elecciones que tomemos y del uso que hagamos a nuestra libertad. Y descubrí que hay una razón poderosa para que esto suceda o no suceda y es, el miedo.
Nuestros miedos, pocos o muchos, miedos al fin siempre van a estar dispuestos y decididos a hechar raíces firmes, profundas y gruesas en nuestra vida y de hecho lo logran con la vida de mucha gente llegando a ser quienes gobiernan descaradamente existencias potencialmente espléndidas detenidas en frustradas y estériles.
El miedo es real; pero debe ser solo una etapa dentro de un proceso. Instalarse en el miedo es hacer una deliberada y triste opción por la mediocridad.
Hace poco oí una conferencia en donde la disertante preguntaba: “¿Qué harías si hoy supieras, si tuvieras la certeza que no vas a fallar?”
Hoy quisiera que cada uno se tomara un instante y lo pensara, que lo escriba en un papel si es necesario ya que es una pregunta poderosa…
¿Cuál es ese sueño que está esperando hacerse realidad? ¿Cuál es ese proyecto, ese anhelo? ¿Qué es aquello que aún no has logrado?
Vuelvo a preguntarte: ¿Qué harías si hoy supieras que no vas a fallar? Luego de esto viene la segunda pregunta: “¿Qué es lo que te esta deteniendo?”
También me tomaría un instante para que pienses la respuesta, aunque quizás ya la se. Sí, es palabra, esa palabra de cinco letras… MIEDO.
Después de todo quizá en gran medida el miedo sea la ausencia de certeza, por eso la pregunta.
Miedo y más miedo. Miedo a ser rechazados, miedo a ser aceptados, miedo al fracaso, miedo al éxito, miedo a lo que podría ser y a lo que no podría ser, miedo a ser feliz, miedo a sufrir, miedo al amor, miedo a todo!
Tomemos conciencia de algo: No nacimos con esos miedos. Psicólogos y médicos aseguran que solo nacemos con dos miedos: “El miedo a las caídas y el miedo a los ruidos”. Todos los otros miedos aparentemente como mucha gente cree. y bastante investigación ha demostrado que lo que mas nos asusta no es la oscuridad mismo, sino nuestra propia luz; nos preguntamos: ¿Quién soy yo para brillas, quién soy yo para ser valiente, quien soy yo para motivar, para ser interesante, para ser la persona indicada, quien soy yo para intentar un nuevo amor, quien soy yo para ser feliz?”
Y la nueva pregunta es: ¿Quién soy yo para no serlo? Cada uno de nosotros somos luces únicas e irrebatibles, que bueno sería que todos descubriéramos que empequeñeciéndonos no le servimos a nadie. No hay ninguna luz que encogiéndose sirva para dar seguridad a alguien, de hecho todo lo contrario.
El secreto radica en saber reconocer que siempre ante los nuevos desafíos, cuando eso nuevo llega a nuestras vidas, ese proyecto, esa oportunidad, esa persona o ese sueño llega, es muy posible que sintamos frente a nosotros la “montaña”, eso que grande o pequeño, cordillera o cerro siempre es un nuevo desafío, es lo “nuevo”.
Esta etapa, muchas veces es la etapa del temer, es allí donde el dar un paso mas en la historia y cambiar el TEM por el QUER, ese TEMER debe darle lugar al QUERER.
Visualizar que ante mi montaña, el temor le dará lugar a lo que quiero. Primero que nada “Me quiero a mi mismo” y por eso escalaré; quiero a la gente que me apoyará a llegar a la cima, quiero reunir los recursos que voy a necesitar, quiero llegar y con toda mi alma lo quiero.
Esto no es optar por la mediocridad, no instalarme en los miedos estériles que impiden que llegue más allá de donde hoy estoy. Si yo quiero es inevitable pasar al siguiente paso porque tenemos el entusiasmo en el corazón, la energía para la conquista, la confianza para concretarnos con la verdad y así inevitablemente, poder. Luego de que yo quiero descubro que yo puedo y cuanto mas me enrolo que las utopías son paradigmas de frustración creadas por aquellos amantes de las derrotas; y cuando mas se que no todo existe en “lo que puedo comprender y entender racionalmente” y cuando más me decido certeramente a “visualizar mis objetivos” descubro que menos tiempo pasaré temiendo, porque le di lugar al milagro de la acción. Aún cuando esa vocecita dentro diga: “Es demasiado difícil, no lo vas a logra”, debo decir: “Shhh, silencio” Lo voy a hacer de todos modos porque sé que puedo lograr esto que quiero con todo mi ser.
Es empezar a abrir el corazón a la confianza total, pues la confianza es enemiga del miedo, y si esto no fuera suficiente, quedaría hacerse a uno mismo la pregunta: ¿Me lo merezco?
¿Merezco tener eso que deseo, merezco una vida mejor, merezco tener éxito en ese proyecto, merezco tener una excelente relación con mis seres queridos? ¿Me lo merezco?
Si la respuesta es SI, ¡Fantástico! Ya estamos ahí en el camino, pero si la respuesta es “NO SE”, “No se si me merezco tener toda esta felicidad y éxito en mi vida”… Entonces es el momento de volver hacia atrás y recordarnos donde comenzamos…
A veces necesitamos volver a mirar el camino que hemos elegido que atravesar y mirar todos los obstáculos que hemos superado…
Mirar la cantidad de horas que hemos dedicado a nuestros proyecto y a la realización de nuestros sueños; y no solo eso, mirar los valores que hemos tenido que honrar para llegar a donde estamos hoy y luego, preguntarse de nuevo: ¿Me lo merezco?
Creo que las cosas a veces son o dejan de ser a nuestro alrededor también y en gran medida porque nos sentimos merecedores o no de las cosas que tenemos y nos pasan.
Debemos sentirnos verdaderamente merecedores de la plenitud, la felicidad, de la dicha y sobretodo sentirnos verdaderamente merecedores del amor, de ser amados, de que a pesar de las tormentas pasadas siempre hay nuevo amanecer esperando que abramos las cortinas de lo viejo con la confianza de que hay una promesa nueva y mejor esperando brillar en nuestro corazón, de que a pesar de las derrotas pasadas siempre hay una página que aun no esta escrita y nuestra vida esta ahí, esperando que tomes el lápiz de tu historia de una buena vez!
Como rezaban mis palabras iniciales: “Todo termina siendo nuestra propia y última elección siempre…”